viernes, 21 de diciembre de 2012

INTUBACIÓN

INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL

La intubación consiste en introducir un tubo o sonda en la traquea del paciente a través de las vías respiratorias altas. Dependiendo de la vía de acceso que escojamos, tenemos dos tipos de intubación:
  • nasotraqueal: a través de las fosas nasales. Suele utilizarse en intubaciones programadas (anestesia, dificultad respiratoria en aumento...)
  • orotraqueal: a través de la boca. Por lo general se utiliza en intubaciones dificultosas o de urgencia (reanimación cardio pulmonar  (R.C.P.)), ya que es la más rápida.
   El objetivo de este procedimiento es mantener la vía aérea permeable, estableciendo una vía segura de comunicación y entrada de aire externo hasta la traquea. Para esto, el extremo distal del tubo debe quedar aproximadamente a 1-2 cms de la carina, de modo que el aire pueda llegar adecuadamente a ambos bronquios.

 Podemos resumirlas en:
  • Obstrucción de la vía aérea superior (cuerpo extraño, aspiración de meconio,     traumatismos, secreciones...)
  • Ausencia de reflejos protectores de la vía aérea (depresión respiratoria producida por anestesia, traumatismo craneoencefálico...)
  • Necesidad de aplicar ventilación mecánica con presión positiva  (prematuridad entre  25-28 semanas, por déficit de desarrollar alveolar y del sufactante, patologías como     bronquiolitis, enfermedades neuromusculares...)
    Elegiremos la vía oral o nasal para introducir el tubo en determinadas circunstancias:
  • Orotraqueal:
  • intubación de emergencia
    • obstrucción de las fosas nasales (estenosis o atresia de coanas, pólipos...)
    • obstrucción de la nasofaringe (tumores, hipertrofia de adenoides...)
    • sospecha de fractura de base de cráneo
    • diátesis hemorrágica moderada-severa
  • Nasotraqueal:
    • traumatismo facial severo con dificultad para abrir la mandíbula
    • rotura de lengua
    • quemaduras graves de la cavidad bucal
   La intubación endotraqueal, sea cual sea la vía de acceso, es el método más eficaz para mantener abierta la vía aérea, y además, asegura una adecuada ventilación y aporte de oxígeno al paciente, disminuye el riesgo de distensión gástrica y aspiración pulmonar, permite administrar algunos fármacos durante la reanimación cardiopulmonar (mientras se consigue una vía venosa), facilita la aspiración de secreciones y si fuera necesario, aplicar presión positiva al final de la espiración (PEEP). Además, durante la reanimación cardiopulmonar, facilita la sincronización entre masaje cardiaco y ventilación.



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